Después de todo,
nos queda la vida,
frágil y llena del estruendo
de las mareas y sus eclipses,
después de todo,
la luna se rompe
en el reflejo de lo que tuvimos
y nunca es demasiado tarde
para creer en
la levedad del tiempo y su deriva,
la quietud de las horas que tan lejos
vienen como las olas del mar
se van
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