jueves, 30 de enero de 2020
La vida nos cambia
La vida nos cambia,
tanto nos cambia,
que bajo la lluvia
las huellas no se borran,
inspiración que arriba
a puertos desiertos,
brazos que amarran
antorchas celestes.
La vida me deja varado
de aquellla chica,
de aquella vida idealizada,
y en cada hotel se infestan
pasadas encarnaciones
de la nostalgia más bella
que pude concebir.
La pantalla de un teléfono
deslumbra la luz
de una generación,
la palabra sin dueño toma cuerpo
en las perdidas llamadas,
sin ver como cambia la soga
del ahorcado,
ella nació de un sueño
y como tal, es aire,
lucha de guerrero con piel
de seda.
miércoles, 29 de enero de 2020
Tan lejos
Tan lejos para encontrarte
en mis sueños,
perdido tras el indómito resguardo
de las horas,
en el miedo que me arrojó
a gritar
sin venda ni armadura.
Tan lejos y tan cerca,
ya ves,
en un café que guarda mis deseos,
en un hotel, cobijo de la debilidad,
en atardeceres repletos de lunas,
tan lejos y tan cerca,
me ves?
martes, 28 de enero de 2020
Cansado y soñador
El tiempo pasa y no pasa nada,
solo la penumbra de un corazón roto,
el demoledor atisbo
de no encontrarte
en ningún espejo,
la sombra perfecta
de cualquier tiempo
crujiendo en la garganta
y callejones sin salida.
El tiempo pasa y nada pasa,
no hay gran cosa en las mentiras
domésticas,
por las venas de la noche
se suicida una orquesta,
de estrépito en el ritmo
cansado y soñador.
lunes, 27 de enero de 2020
Estima
No sé si hablo de aceptación
o autoestima,
de la caricatura que me forjé,
no sé, de heridas...
de la muerte de un rayo,
del cariño que me guardé,
de lo difícil de ser
un ser humano,
de nostalgias, y de aire, y del tormento,
de revolcarme en el veneno
con las sombras de un ayer.
Escribiendo se aprende a olvidar,
se enseña a vivir,
el año en el que en una extraña ciudad,
extraño al valiente que un día fui,
no me cansaré de repetirte
que te quiero.
No quise ser vulnerable
y lo fui como el que más,
del frío y del pasado
la mente creyó en el espejismo
de tenerlo todo sin llorar.
Y no me cansaré de decirte:
Tuve miedo.
Eso
Eso de no tirar la toalla,
eso de que este quejido
con un poema se arregla,
eso de caer por estocadas,
siendo preso de la efimera belleza.
Eso de derrochar lo auténtico
en irresponsabilidades,
eso de morir en el intento,
de ser el loco cuerdo
que te escupe a la cara
verdades.
Eso de ser tan del viento que duele,
eso de embarcarme
en el enésimo viaje,
por verme en el reverso del verso
que viene.
Eso de ser sobreviviente de horas muertas,
eso de que no cuenten contigo
y que no juegue el niño que fuimos
entre tu ser y mi aparentar.
Eso.
Horizonte
El horizonte
abre sus entrañas poco a poco,
como la verdad cuando arroja mentiras
la boca de un loco.
Hace tiempo que te quise escribir
una carta,
por si las dudas,
que pueda apagar la lumbre de este fuego,
pero solo hemos quedado
en decir lo inefable
tras la sombra de un eterno sacrilegio.
Ya nadie extraña al amante,
porque nadie es más que todos,
ya solamente recoje flores
y come fresas silvestres
quien se manchó las manos
de otro.
Y a posteriori,
ni tan enfermo fui,
ni tan maniatado estuve,
ni tan a la vela de dios me acogí,
ni seré yo quien más sufre,
cuando tras los relámpagos
de lirios y vanaglorias,
la muerte de nombrarla no se gasta
el consuelo que les queda
por siempre a los vencidos,
es no tener más que un corazón compungido
como patria.
(Leerlo escuchando Media Verónica de Calamaro)
sábado, 18 de enero de 2020
Pasado
Esquivar las lunas rotas del pasado,
hacer poesía con los dedos manchados
de infinitos.
Mueren aves de paso
y la mente es un recondito condado
a lo perdido.
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