domingo, 4 de agosto de 2019

Café Prosecco


Un café vienés,
un baile con el frío
de los 35 grados
de esta tarde de julio,
déjame parar el tiempo,
que muero porque no muero,
que desfallezco de amor
por tanto amar,
y sigo el maullido de un gato,
la flor cerrada que lloró rocío,
tus ojos como
-alguien dice "danke"-
resortes de granos de café
entre nubes de espuma
que encarnan tu cuerpo.


Café Prosecco. Viena



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