sábado, 3 de noviembre de 2018

Paz


La noche no ahogó a duras penas los llantos del marinero. Allí donde se esconde el vértice de la luna, el secreto de haber vivido al otro lado. Saber que los labios malva de la muerte besan sin piedad.
Todos somos supervivientes.

Víctimas y rehenes de querer ser libres. De no haber entendido bien aquella mirada, las manchas invisibles del cielo.
Huir, paz, escape.



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