sábado, 24 de septiembre de 2016
Costumbres albanesas
La envidia cubre de fracaso cada fiesta,
aquellas marujas que antes fueron reinas del baile
creyeron que la basura pactada era amor
y pagan hoy la penitencia de volver del Mercadona
con el desconsuelo de quien sobra,
y el ramo de flores de los imposibles
cosido a los hijos que les acompañan.
Estancos, carajillos, primitivas, peluquerías chinas, el Marca,
autobuses amarillos
(...)
Hoy no sueña este niño que era autista,
solo pinta garabatos para cada persona cansada;
Ninots en la Falla que arde
como vidas que se evaporan
abrumando realidades pactadas.
La traición,
(hablemos de lo que hablan las ratas cuando tú no estás)
promesas de los tuertos
que juran deseo
mirando fijamente a los ojos;
putas que se venden sin precio
y chulos que se presentan sumisos
hasta que se les va la mano.
Y en resumen,
la ciudad es un estercolero lleno de vida,
el filósofo se esconde de las garras del bullying,
mientras muchachas
que se atrevieron a soñar
no se salvan de que les metan
la cabeza en el retrete
aquellas rubias pintadas,
usadas como trapos,
las que se creen dueñas de la primavera,
y solo tienen entre sus brazos
la cuna del niño muerto
de la Libertad.
De camino al tiempo de las mariposas
juro que no me importa nadie,
ahora que a nada temo,
que a nada le tengo fe,
que tengo en la sien la ruleta rusa
de la no pertenencia,
del ningún origen.
Mañana la pistola se disparará
y en vez de sangre
mi cabeza será un jardín de lirios,
delirios en tus jardines.
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