martes, 15 de abril de 2014
Tus labios saben más a cerveza que a mí
Persigo una estrella de fuego en un cielo helado,
persigo cuentos de princesas
que vomitó nuestro sueño entre tus manos;
(mas seguiré persiguiendo la ilusión)
Persigo un verso o un cuerpo,
ya no lo sé,
un acorde o tus nudillos,
no sé distinguir (...)
persigo la raíz que me ahuyenta,
la vida difícil con todo.
Te persigo bajo tu oreja de descosida muñeca
para bordarle los besos que la traicionera madrugada
tiene reservados a la muerte por nosotros dos.
Persigo, el círculo de ir y venir,
el estúpido deber de ser educado,
la realidad fraticida por sincero
y que sepan más a cerveza que a mí, tus labios...
Lejos, el rumor de las olas anuncian
tu voz de jilguero
que cada mañana bendice este infierno
que es rumor colorido con huellas de insensiblidad;
estrellas heladas en un cielo ardiendo sombras
por mares y luciérnagas
vida o condena,
(y yo espero)
tras el corazón cobarde de esta ciudad...
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