Caen las mañanas de sol,
en las que entre libros
vi por tus ojos una playa maltrecha.
Y eres un grito ahogado en la mirada
escondido entre tanta responsabilidad
y certezas;
y puede que no olvide lo que cuentas,
de cómo tu dolor muerde a los domingos,
de cómo, sin tú saberlo,
duermes cobijada entre mis penas…
De dos caminos sin rumbo,
que el viento nos marcó
no fuimos más que hastío;
un triste abrazo
como látigo en el abismo de amar,
de besar el espejismo
a escondidas.
De cansancio
De no tenerte.
no fuimos más que hastío;
un triste abrazo
como látigo en el abismo de amar,
de besar el espejismo
a escondidas.
De cansancio
De no tenerte.
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