domingo, 16 de junio de 2013

Sol


Lo malo de la tristeza es que no creemos que a aquella persona hacia a la que la dirigimos, se vea también invadida por la melancolia en este instante eterno y fugaz, y añore un amigo, o quizá nuestro amor...

Y allí estaba el protagonista que nos da luz.
Luz, la palabra más bella del castellano, porque forma y deforma la realidad y nos da vida...luz..., ese enamorado era nuestro amigo Sol, que como tantos otros milenos, cubría de fulgor la ciudad perdida, a esa urbe de humo y antorcha de llantos inútiles pero a la vez imprescindibles para saber lo que sería la valentía.

El Sol tenía prohinido por los dioses sentir como los humanos, pero fue en aquel siglo, en el que se enamoró de un asteroide lejano...tarde entendería que impactaría contra él. El asteroide quería fusionarse con nuestro astro, aunque ello haría añicos el Universo y el cielo sería sentimiento hecho fuego.

¿Pero qué es el amor sino la atracción por lo prohibido, por la muerte de lo que somos para reformular la sonrisa errante en un interrogante que busca esperanza?

La luna, señora de mil alhajas no fue gran dama para nuestro Sol, que ante el estallido de aquel asteroide maldito, mas bendecido por las alas de nenúfar de las llemas del cosmos, se convirtió en lo que en la posteridad entendemos como Sol, la nota musical aquella con la que te brindo mi canción y esta fábula se queda con melodía aunque con otro amor que duele en algun lugar del tiempo...

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