El mundo y su nada

Pedimos todo, dando nada
cuando dicen que hay que amar antes el vacío
para comprender el hallazgo de tus labios...

La libertad está avergonzada por el humano que la idealizó
y el Amor es la palabra que tintinea en mi mano
para huir por lo recóndito de aquello que siempre se fue.

El mundo es un barco de papel
que naufraga en las dunas del tiempo,
y yo muriendo por la vida que no tengo,
para que tú nunca creas que hasta tu olvido
le duele a las alas de las olas.

Tenemos todo, guardando bajo la ropa secretos,
y miras la política de maletines llenos de despojos,
para hablarme sin mirar a los ojos,
que algo cambie cuando en realidad, todo siga como antes.

Mañana una nueva ciudad alumbrará
los gusanos de mi conciencia,
y de la poesía hecha arte pasaremos
al arte de la mentiras y platos sin comida en amanaceres.

Mañana volcará el mundo sus naúseas,
si fuese verdad eso que los buenos siempre salen vencidores....

El poema que no te di.

El poema que nunca te di,

hablaba de tus ojos,
de tu boca, de tu cuerpo,
era como el baile
que nunca tuvimos
... auxiliados por la lluvia fugaz
en medio de un incendio.

El poema que nunca te haré,
es el que habla de cuanto llevas en mí
y más que rencoroso, me siento viejo,
para que se hayan ido aquellas palabras
en las que una tarde me decías;

“te echaré (un poco) de menos”.

El poema que nunca te di,
es un ramillete de espinas sin rosa,
es la dignidad del amor con tu sombra,
es darte la luna plena,
para que la devuelvas al cielo
con jirones de quebrantos
y rota.


El poema que nunca te di,

eres tú, menos lo que sobra.

Sol

Lo malo de la tristeza es que no creemos que a aquella persona hacia a la que la dirigimos, se vea también invadida por la melancolia en este instante eterno y fugaz, y añore un amigo, o quizá nuestro amor...

Y allí estaba el protagonista que nos da luz.
Luz, la palabra más bella del castellano, porque forma y deforma la realidad y nos da vida...luz..., ese enamorado era nuestro amigo Sol, que como tantos otros milenos, cubría de fulgor la ciudad perdida, a esa urbe de humo y antorcha de llantos inútiles pero a la vez imprescindibles para saber lo que sería la valentía.

El Sol tenía prohinido por los dioses sentir como los humanos, pero fue en aquel siglo, en el que se enamoró de un asteroide lejano...tarde entendería que impactaría contra él. El asteroide quería fusionarse con nuestro astro, aunque ello haría añicos el Universo y el cielo sería sentimiento hecho fuego.

¿Pero qué es el amor sino la atracción por lo prohibido, por la muerte de lo que somos para reformular la sonrisa errante en un interrogante que busca esperanza?

La luna, señora de mil alhajas no fue gran dama para nuestro Sol, que ante el estallido de aquel asteroide maldito, mas bendecido por las alas de nenúfar de las llemas del cosmos, se convirtió en lo que en la posteridad entendemos como Sol, la nota musical aquella con la que te brindo mi canción y esta fábula se queda con melodía aunque con otro amor que duele en algun lugar del tiempo...

El amor de verdad es la muerte del miedo.

¿Tienes ganas de llorar?
pues mira mis ojos...

Que lanquidecen,
y no tengo más que lo perdido
cuando he buscado tanto antes
del sueño en el que vivo.

¿No te apetece darle la vuelta al mundo?
que se cuelen por tu vestido mariposas traviesas,
y que en cada sendero perdido
renazca el eco de tu tristeza...
...para verla linda, tan bella como tú eres.

He perdido el taxi de nuevo,¡vaya!
y dentro de poco; cumpliré un año más..

Tus ojos, si supieras que te escribo (...)
serían universos para rescatar besos nacidos
en la inquietud de las horas.

Mujer de mil batallas, la vida tiene tu nombre.

¿Tienes ganas de llorar, aun después de lo que te he dicho?

Pues no me veas tan bello, tan lindo,
y saca la furia pequeña y escondida como cometa
para bailar conmigo en medio del barro
y nuestras pesadillas.

Tras la lluvia va los recuerdos
de aquel muchacho que, perdido, se perdió tu camino con él;
no dejes que se vaya también esta melodía
que te extraña.

Porque el amor de verdad,
(si lo piensas)
es la muerte del miedo.

El miedo que te extraña ( pero menos que yo)