domingo, 18 de julio de 2010

Chirimiri


Llueve en senderos tristes,
piélagos de heridas que no verás,
el sur y el norte se confunden
en tus ojos de horizonte sin estrellas.

Veo tu mirada en el vacío de la tarde
y sentir tan profundamente
duele como el recién nacido al alba
tras cada verso,
pero aun te tengo presente en este viaje
como quien sueña con abrazar
mil y una madrugadas.

El sol de Cádiz entra torpe entre mis manos,
la ciudad en la marea de suicidas
y yo con la idea de matar la vida
antes de pedir una nueva oportunidad.


3 comentarios:

Aitor Cuervo Taboada dijo...

Me encanta tu verso hábil compañero, espero que algún día, pronto, compartamos escenario.

Salud.

Natalia Godoy dijo...

No sé hace cuanto tiempo pasaste por mi blog, debe haber sido harto, porque la verdad es que por falta de tiempo estaba muy desconectada de este espacio.

Te loy las gracias por tu tiempo y por leerme, por acompañar mis sueños en letras. Me dices que te gustaría conocer mi continente y no te imaginas las ganas que tengo yo, de conocer el tuyo.

Algún día...

Espero sigamos compartiendo, prometo ponerme al día y seguir escribiendo.

Un abrazo continental

Natalia.

Anónimo dijo...

Ya sabes que pienso de tus versos. A ver cuando sacas un nuevo libro. Espero que reserves lo mejor para la publicación.


Un saludo Manolo J.