Grité, escribí mensajes,
insulté (pedía auxilio),
el loco volvió,
"mejor me alejaré por si vuelve de nuevo
y esta vez me dispara con su pistola de goma,
fantasía y espejismos."
Pasado el tiempo te das cuenta,
de que el miedo vale más
que la persona.
Grité, insulté, se hizo el silencio;
"No quiero problemas".