La gente como un cometa
dejó a su paso
una constelación de vida,
que ya no existe,
paisaje de la ciudad desierta,
alturas de tu pecho que late en el polo
donde se encrespan las mareas
tras huracanes grises.
La vida como un acordeón
que dejó de sonar,
toca la melodía del cielo,
mares que rozaste y se evaporaron,
tenerlo todo en la mirada
que busca y encuentra
la inmensidad.