lunes, 20 de septiembre de 2010

Besándonos en su orilla


¿Oyes el silencio de la tierra?
¿Oyes el dolor de niños que mueren?
¿Oyes el mío al ver que estás tan lejos?
y tal vez tras un tiempo tan sólo seamos
aullido de espada,
ojos de tristeza.

Me duele pasear por el suburbio en el que nací,
ver como fían a las madres,
como descansan los parados,
y si en la vida hay clases
llévenme donde muere lentamente el viejo,
tras la vida soñada.

A ti te busco, Cenicienta de un sueño aun por dormir,
de gente que aparenta y yo evito,
de poder querer lo que no se tiene
tras del dolor de lo querido,
busco el relámpago del pueblo en mi poesía
dar la vuelta al mundo con un bicicleta es poco,
si lo comparo con pasear viendo el mar
y besarte, mientras nos besa sus orillas.