lunes, 17 de abril de 2017

Las lágrimas


Un médico podrá analizar
las lágrimas de un amante,
pero nunca sabrá de qué
rincón del alma proceden,
allí donde se delataron los miedos
y la locura fue valentía
y la duda arte,
y el mundo al revés
de unos labios tan hermosos
como los tuyos
fueron medio gajo
de naranja, ese

que Valencia riega en mi soledad.

Pesan mucho las
primeras veces a fuego en la memoria
el pensar no volver a sentir
lo que nunca se sintió.
El amor es la más bella flor
que duerme al borde del precipicio,
fe a un dios que no ves
en cada despedida de solteros,
ilusión de las otras vidas
que tuviste mientras no las recuerdas
y las buscas en ésta.

La gente renuncia al corazón
porque la seguridad pone mantel
y mil monstruos en la mesa,
equilibrio que busca
dos soledades que no se saben
ni se encuentran,
vendidas por el sueño de libertad
en horarios
laborables.

Enfermedad del ser
que grita lo que no sabe,
respiración que se encadena
a unos ojos dulces
que vaciaron ésta, mi oscuridad,
y espera algún día verte
de un confín
a otro,
acunando el beso
de lo que nunca será.