martes, 3 de enero de 2017

De Querétaro a Burgas


Azufre con aroma a miel,
zozobra en el baile
por la multitud
del desengaño,
comparsa que calla
la procesión
del entierro de los años;
agua de Valencia
en tiempos de sequera,

Analgésico del sexo contrario
para el mal de amor 
(propio)

Caricias en las que descubrirás
cuánto te he sufrido,
belleza que nunca fue
rescatada del frío,
y aun preguntas si existió dios.

Existencia de ser seducido
por la nada;
volar o morir
en espectros de umbrales infinitos,
ausencia que mancha
como la granada del jardín prohibido
en gajos rojos y sangrantes
los que atraviesan el alma de tus miradas
tras mi piel.

Ojos que sueñan con ser ciegos, 
ciego que no quiere ver.

El amor es un pasatiempo
que invoca a los muertos
o nido de acosadores
recitando elegías;
venganza de la autoestima
lastimada.

Cicuta de putas y jornaleros.

Cuerpo roído de gusanos de la vida
en el cine que recuerda
que fui feliz
de Querétaro a Burgas.


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