miércoles, 23 de marzo de 2016

México


Tras el final
siempre viene un principio,
límpiate las lágrimas Principito,
México espera a los que soñaron parar el tiempo
desde un avión perdido en el océano.

No sé nada de mis sentimientos
solo que estuviste en las aceras
y confieso que apenas he vivido
todo el latido que lo sintió.

México ábreme las puertas que me cerraron
los corazones
que más que llenos de paz,
fueron rebosantes de miedos.

El peregrino canta una ranchera
brindando con la muerte por vos,
en una silla llena de sombras
junto a un tequila,
limón
y sal.

Nadie me invitó a esta fiesta
pero conseguí que guardases mi imagen
para la posteridad,
México,
estoy cansado de excusas,
solo quiero mi trozo de verdad,
la historia que no sé de ella
se difuminará en otras miradas,
y el breve suspiro de la vida
que lo advertí y nadie me creyó,
es el ladrido que ahora
más tirado que un perro
he alcanzado con el universo en la palma de la mano,
inventando con Roberto
del Df la felicidad que no encontré en Valencia.


Me acordaré


¿Dónde está encontrar lo bello de la vida?, ¿Qué diferencia hay entre viajar o huir? (...)
No me hagas esa pregunta,
porque solo sé echar de menos, 
y formas parte de mí
como este paisaje infinito.

Me acordaré en México
de tus ojos de mariposa, 
de gestos que te sueñan,
de la fragilidad que clama al mundo, 
me acordaré de la vida que no tuve 
ni tendré contigo,
la eterna promesa de ser feliz
y la felicidad viaja 
en el asiento vacío
junto a mí en el avión.

México tendrá de ti
poco de lo que yo te siento,
ojos de brasas vivas, 
muchacha de frío en la calle, 
escultura de poema
que ningún pintor podrá nunca dibujar.

Df, Puebla, Chiapas, Cancún, 
viajar es aprender a echar de menos, 
la vida se acaba 
y el mundo
es odiarte tanto como te quiero.



Nadie me espera en la estación


Nadie me espera en la estación
tú ya te has perdido como tantas cosas,
pero mi sombra da cobijo y acuna
este corazón maldito
loco y sin dios,
que sueña antes de amar.

Nadie me espera
en los lugares donde fui feliz,
donde te pensé en secreto,
no importa que no vengas conmigo,
pues me llevo de ti
algo que nunca sabrás;
haberte hecho especial
mientras las ciudades duermen.

Tal vez tú en el otro vagón de cualquier tren
inventes motivos
con el rostro de algún poeta;
aunque yo descubrí antes que nadie
la punta de tu nariz,
tus ojazos,
que dieron motivos para encontrar
canciones en este atormentado viajero
que suspiró lo fugaz a lomos
de tantos horizontes.

Aunque me esperan lunas rotas,
verte en el otro lado del océano
es abrazar como las olas
lo imposible del tiempo
que hace que yo ya no seré yo
y tú ya no seas tú.

Me espera tal vez, quien sabe...
besar a bellas muchachas,
cuando mis versos que no olvidan
saben que nadie me espera,
porque nadie queda en la estación
y el breve hueco de tus manos
son un nido de corazas
que este peregrino maldice.

México es muy pequeño
para mi corazón grande,
mientras cantan pétalos tristes
los mariachis,
nubes rojas se acordarán de tu fracaso
o de mi éxito de volver a empezar.

Nadie me espera en el aeropuerto,
tan puro que soy tóxico,
tan libre que insulto a la humanidad,
sin darte cuenta en la Malvarrosa
dibujarás en la arena con el pie
una nube
y esa nube en Veracruz
será diseñada por las uñas de algún ángel.

Escribir es aferrarse a que la muerte
va en serio,
y tú no me esperas,
menos mal,
ya que voy dejando
cadáveres en vez de amores,
y mirando fijamente al azar,
me pondré una pistola
sintiendo el metal en la sien
de la ruleta rusa.

Llegué a la estación.

Como leí en el libro del destino,
veo kioskeros, vendedores ambulantes,
taquillas, maletas arrastrando peatones,
y tú no estás,
la vida empieza en el paso que sigue,
retando a la muerte,
ahora ya no existes,
y no vale recordar lo que no se tiene,
pero mi equipaje perdido
tal vez te extrañe cuando
se ponga el sol.





miércoles, 9 de marzo de 2016

Coraza, corazón


La gente se pone corazas de la otra gente con coraza para entender un mundo lleno de corazas y al final lo único que les da coraje es ver tan de cerca un beso.


domingo, 6 de marzo de 2016

Miedo a la muerte


El miedo a la muerte se pasa cuando conoces a alguien que también tiene miedo.
Y te creces.
Y le susurras para levantaros juntos del suelo.

Eso es amor.

Magia.


jueves, 3 de marzo de 2016

Finalmente me di cuenta que los seres enferman de desamor


Finalmente me di cuenta
que los seres enferman de desamor,
que todos llevamos una cruz, y algunos,
más grande que la de Cristo,
finalmente me di cuenta
que no vale la pena sufrir
por lo que no existe
o no depende de ti.

Finalmente me di cuenta
que necesitamos dar un beso para ser libres
pero la libertad que nos da el otro
nos termina por cansar,
que somos títeres del qué dirán...
me di cuenta
que un noble corazón
es asesinado tantas veces por los malos
que tristemente dudo que llegue a vencer
al final
el lado bello de la vida.

Finalmente me di cuenta
que los seres enferman de desamor,
de dejar de creer en ti,
y nunca confesaré que te necesité
como la luz,
cuando te alumbraste con mi ceguera.
Dime;
¿Qué se juran a los ojos los amantes
que meses más tarde se clavarán cuchillos?
(...)

Los seres morirán pero el desamor es eterno.

Vestidos de lo que no somos
exigimos respeto
y buscamos en realidad cariño,
queremos dar miedo al miedo
aunque torpemente nunca sabremos vivir,
porque la vida no consiste en ganar
sino en saber perder,
y nunca sabré si brindar o maldecir
a los locos que no olvidaron a sus amores...

Finalmente me di cuenta
que los seres mueren de amor, más bien,
y yo llevo tiempo
muriendo por ti.


Convénceme que no es una pesadilla


Me quieres convencer
que en este mundo no hay tanta traición,
pero por las esquinas oímos el sollozo
de gente arrodillada.
Me quieres convencer,
distrayendo al miedo
de que hay justicia,
y mis ganas por entenderlo todo
también lloran.

Si dios existiese,
¿Por qué permitiría tanto dolor?

El corazón es débil
como ver que caes,
te levantas, lo das todo de nuevo
y vuelves a caer.

Y si te rebelas te convertirás tal vez en lo que no quisiste;
en la ley de la pistola y la venganza
(vuelve a cerrarse el círculo)

Nos queda la cruz,
besar la cuerda de la horca
y dudo que el amor nos pueda redimir
para orgullo del rastrojo de muertos
que tenemos a nuestros pies
como si estuviéramos vendimiando.

Me quieres convencer
que hay cosas bellas por las que luchar...

quisiera saber si en verdad lo crees
siendo alimento de posibles violadores
de sueños
en el temblor de la noche;
acecho a la belleza
de los que envidian el mar.

Rastrojo de confusión
de tu rostro como flor
que tras el espejo cada vez está más negra.

Admiro la resignación
de postergar el final de los finales
cuando antes lo tenías todo,
y a pesar de todo. Vida.

Somos polvo de estrellas que camina,
que sueña guerra teniendo paz,
que sueña paz teniendo guerra,
que quiere amor teniendo soledad
y que quiere soledad teniendo amor.

Pero mi mayor pecado
ha sido besar a la locura en la boca
y contagiaros la enfermedad del vagabundo
como un Sida
que lleva a cuestas la idea, falsa o no,
de que nunca nadie me han amado de la misma forma
de la que entiendo yo al amor.

Me quieres convences
de que no somos ridículos en este escenario
de asestar puñales.

Melodía de Desolation Row.

Tras tanta violencia intelectual,
sigo pensado que los 34 años es una hermosa edad
para morir,
o renacer, qué importa...
si la esperanza llega tarde,
pues siento cada vez que el lado oscuro
de la vida
no se apiada de mí,
y si aun sigue viva la estrella
es por entender
ese margen de duda
que escupe a la cara a la razón
y me dice
que a veces nos llegamos a sentir como eternos,
y si es a tu lado para convencerme
de una vez
que se acabe ya tanta pesadilla.


Mi coraza


Creo que me miras a mí
y me da miedo,
giro a ambos lados la cabeza
confundido,
y es que no me acostumbro nunca
a ser observado tan de cerca.

Me duele tu lado malvado,
me duele la vida,
mientras en el salón se van formando las parejas
pienso que todo es un baile cansado
con el telón de fondo de la sucia apariencia,
aunque también siento
(y sentir nos hace libres)
que no debería ser tan duro conmigo mismo.

Sí, puede que me mires a mí,
pero me gustaría ser invisible,
solo dar y no recibir,
me gustaría saber por qué
busco pero evito a la vez al amor,
tan valiente y tan cobarde
en un laberinto sin salida de tenerte...
y no.

Como un juego de máscaras,
en el que nunca aprendemos a ver qué hay detrás,
decido al final irme lejos,
allí donde lo que quise ser no se ría de mí.

No sigas mirándome, por favor,
me acomplejan tus ojos,
la vida que nunca podré tener ni darte.