sábado, 5 de diciembre de 2015

En nombre del amor


Me enamoré de una mujer sincera
que no me quiso más que a los demás,
una mujer con tantos problemas
que volar juntos
era un capricho
demasiado alto para sus alas.

Era una maga perdida
que distraía a la muerte con diez mil amantes,
me enamoré del último lunar de su espalda
y hasta la cicatriz abierta
que acogía su boca al vomitar maldiciones.

Me enamoré de una mujer buena,
pero la bondad perdió su paciencia
por incertidumbres.
Si reconozco que la mujer que más me gusta
no la puedo pagar,
ella valía oro
que fui regalando a la tristeza.

Ella era también el miedo
que miraba de reojo la vida ajena,
era mi enfermedad llena de luz,
mujer como tantas otras y no,
flechazos para todos los señores
que se jugaban los anillos por estar con ella,
y yo no vestía más que arañazos
en nombre del amor.

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