sábado, 5 de diciembre de 2015

Aunque haga el ridículo


Tan cansada de ser deseada sin motivo
y yo con tantos motivos para desearte...
no importa el ridículo
si me sonríes sacándoles la lengua
a los hombres que van de gallitos
y son solo unos cobardes.

Soy torpe, juego con palabras
porque la vida me trató como un juguete roto,
y si te odio,
me vengo con ira de que seas mi asesina
aunque si me miras,
qué importa las risas de fondo...

Y así, junto a un ramillete de lágrimas rojas,
bailaría contigo el tango
de la eterna resurrección,
pues yo no soy más que el caballero
con la nariz roja,
un payaso como tantos de la vida
por creer en el amor.

La muerte es la piel que me encarna,
miedos que me hacen y no me hacen
saltar desde el balcón,
he muerto tantas veces que me aprieta la corbata
y la gente me mira sin conocerme en la ceguera
de no saber que soy como ellos
o ellos son como yo.

Para acabar señorita que me sirves desde la barra otra cerveza,
que sepas que finjo que no me importas
(para que no te asustes)
dame tú el ritmo de la música
que no sé bailar;
porque disimulo en verte que eres como las demás
pero en realidad, me importas
si entona una despedida
yo estaré allá esperando...

Aunque haga el ridículo.





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