lunes, 5 de octubre de 2015

El saber entre la vida y la muerte


Saber que te duele el alma,
y no hay medicina para tanta verdad.
Saber que vas respirando mientras te pudres
en un laberinto de vida muerta.

Saber que eres fugaz
y todo es nada, pero Nada sirve para nada.
Saber que la mayor seducción es el vacío
al cual mis manos cansadas van venerando.

Saber que la muerte es un empujón
entre la entraña
y aquel corazón de tiza borrado por el tiempo.
Tiempo, que sabrás, es el ingrato hermano
de esta lenta asfixia.

Saber que los poetas son algas hundidas
en el mar del desconsuelo,
que aunque me veas reír
el suicidio me va dando avisos
y el cariño es esa puta ucraniana que me enamoró
cuando era estudiante.

Saber que es tarde,
y el amor es cosa de dos egoísmos
que evitan verse uno frente al otro.

Saber que quisiera tener fe en ti,
en la vida después de la muerte,
(que vendría a ser lo mismo)
en mi risa de loco bello
pero este rezo al final solo será
sicario de la luz.

Saber que todo lleva a la niñez
pero ella ya se ahorcó
entre las venas de los desengaños
justo antes de despertar.

Saber que mañana apagaré la lámpara
de este maldito cuarto.



                                                                         Para siempre.



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