jueves, 15 de octubre de 2015

Lago de sal


¿Qué me pasa,
que estoy amando más la muerte
que la vida?

¿Qué me ocurre?
Se van acercando barcos negros
por un lago de sal
para siempre.

¿Qué me ocurre?
Quisiera cerrar la puerta
pero un rincón de incerteza
me susurra que mañana

podría ser mejor.

Teniéndolo todo,
pido paz,
si el final me aburriría
aun más
que esta vida miserable.


viernes, 9 de octubre de 2015

Perfectos idiotas


Entre que tú te haces la distraída
y yo... que ni me entero,
se nos va acabando el vino,
mientras guardamos
debajo del corazón
las manos,
(que como un tambor)
están deslizándose
poco a poco
por nuestro sexo.

La muerte corre lenta,
y ni con esas,
el amor llega a ser más rápido,
para desguazar en un manto de luz
la dulce estafa por ser jóvenes,
como la impotencia mía
al ser observador
de tu cuerpo
entre cientos de buitres devorándolo.

(no dudes que en la gabardina los hombres que te acechan
también pueden esconder arrebatadoras poesías)

Aunque no se trata de dudar, corre, sigue corriendo igualmente...

Mis ganas de volverte a ver
es la de quien ve acercarse
un hada maloliente y borracha
por las flores muertas del camino,
es soñar con una santa
para pervertir a todos los ángeles desahuciados
que se tiraron
durante esta crisis desde un séptimo piso.

Mis ganas de ti,
es ser la bufanda roja y azul celeste
que te ahorca,
no dudes que yo podría llegar a ser
un auténtico caballero
pero ten fe, por lo seguro,
que lo que mejor se me da
y más me divierte
es que seamos perfectos idiotas.

Y es que nuestros pasos fueron tragedia
hasta que la algarabía de oler tus labios
se deslizó entre la ropa interior,
para que tú me susurres
"ya te estaba esperando",
más por estar cansada
en la búsqueda del amante perfecto
que por mi tonta y brusca
forma de llamarte la atención.

Podría escribirte como los románticos
que la vida se acaba pero solo entre tus brazos,
aunque bien sabes que ni tú ni yo
somos imprescindibles
en este baile de disfraces que es el mundo,
porque los vestidos de la vida hay que devolverlos
mañana
y el whisky además de veneno,
resultó ser de contrabando.

Así que, señores, (señorita),
esta es la historia que se repite mil veces del adiós,
lo dice un solitario
que se enamora más de la derrota
que de una diosa,
pues es algo que nunca podría conquistar
quien tengo al lado
(y puede que sea yo mismo)
ese eterno perdedor,

peregrino soy de tus ojos negros, 
llanto suplicante del beso
que hace unos meses y con lluvia (aunque no me leas, aun me acuerdo)
nos separó.


lunes, 5 de octubre de 2015

Allí me verás


Me encontrarás en la palabra no dicha
cuando se va perdiendo la ausencia
y yo seré otro cuerpo
que te está dando 
la bienvenida.

Allí me encontrarás, cariño,
donde ninguna mujer me amó,
donde nadie supo aguantar fija mi mirada de perro.
Allí me verás,
como un aprendiz de escultor
que en la playa y lleno de rabia
mordió la arena del tiempo.

Me encontrarás
en el zumo de óxido del pasado,
en el silencio ya cansado al no verte.
Me encontrarás, amor,
esperando bajo tu ventana de lluvia
cuando rompas el periódico
para empezar de cero,
y las flores de tus amantes
huelan a muerte.

Allí me encontrarás,
en la escondida esperanza
que todos guardamos,
esa que huye de un hospital
y el tiempo que apaga el reloj.
Me verás disparando
en la cabeza al loco que visto
para odiarte como odian los amantes
en este baile de disfraces 
del desierto...pero contigo.

Allí me verás,
como un tren lento que se sumerge tras el llanto
como alguien lejano en nuestra voz,
tan lejos que en la distancia te ve mejor,
y tú tal vez escribas un breve verso.



“Nos quisimos.”


El saber entre la vida y la muerte


Saber que te duele el alma,
y no hay medicina para tanta verdad.
Saber que vas respirando mientras te pudres
en un laberinto de vida muerta.

Saber que eres fugaz
y todo es nada, pero Nada sirve para nada.
Saber que la mayor seducción es el vacío
al cual mis manos cansadas van venerando.

Saber que la muerte es un empujón
entre la entraña
y aquel corazón de tiza borrado por el tiempo.
Tiempo, que sabrás, es el ingrato hermano
de esta lenta asfixia.

Saber que los poetas son algas hundidas
en el mar del desconsuelo,
que aunque me veas reír
el suicidio me va dando avisos
y el cariño es esa puta ucraniana que me enamoró
cuando era estudiante.

Saber que es tarde,
y el amor es cosa de dos egoísmos
que evitan verse uno frente al otro.

Saber que quisiera tener fe en ti,
en la vida después de la muerte,
(que vendría a ser lo mismo)
en mi risa de loco bello
pero este rezo al final solo será
sicario de la luz.

Saber que todo lleva a la niñez
pero ella ya se ahorcó
entre las venas de los desengaños
justo antes de despertar.

Saber que mañana apagaré la lámpara
de este maldito cuarto.



                                                                         Para siempre.



Velero


Lo que más me gustaba de ella
es que miraba al infinito
como quien ve a ese velero que se aleja
pero promete volver.

Lo llamó Amor.