jueves, 3 de septiembre de 2015

Romeo y Julieta


Si no aceptas que el amor
es la mayor mentira que merece ser vivida,
no admites tampoco que la muerte
es tiempo pactado 
donde se ahorcan Romeos y Julietas.
Si no aceptas que la traición es el mordisco en el cuello de él,
y la resignación los labios ardientes de ella.

En este rompeolas,
nuestras manos se sacrificaron por el absurdo de sobrevivir,
y otras miradas de desconocidos como brasas encendidas
dan luz a lo lejos
a estos barcos sin rumbo que son nuestras vidas.

Acepta al menos que estoy aquí,
¡ríndete!, las dunas y el sol de tierras lejanas
abren ventanas a la esperanza tenaz de estas horas fratricidas,
y en la tumba de nuestro Ahora solo flores ausentes creen en el sexo,
tan hermoso como tus ojos al abrir el sol cada mañana.

Si no aceptas que el amor
es la mayor quimera que podemos alcanzar…
¡camina conmigo!
Sirena del Nilo,
que tropieza con la inseguridad de saberse tan deseada como sola,
acepta que soy el que mejor miente, sin besar…todavía.

Amor,
tú naciste en el Sur,
conociéndome en los trasiegos de Avenidas,
y prejuicios con el sumario juicio de un libro de versos bajo la almohada;
me hallaste en la población de vehículos y diarios,
pero yo ya no estaba allí, estaba en tu memoria imposible,
tú como pasatiempo tenías al deseo,
bailabas a media luz en la Patagonia del fin del mundo,
con el abrigo puesto.

Amor,
eres un árbol en el desierto donde nos conocimos,
eres la palabra mejor no dicha…
(ja que no hi ha res al meu voltant, deixaré de creure en el destí)
tropezabas indiscreta con la llaga del mundo,
resoluta en senderos tristes,
en egos y horarios fijados,
hasta que me conociste,
en aquel mismo lugar donde nunca nos encontraremos.

Amor,
eres un ángel
…qué sé yo…
eres la luz fugaz que bajó las escaleras en Blasco Ibáñez,
eres otros dedos que repican tambores en mi espalda,
la nostalgia de ojos risueños,
que de tanto soñar han perdido la vigilia por la realidad
y de tantas  posturas como maniquíes
fuimos  adornos para quien nos compre.

Amor,
te cierran la boca con un beso o un salario “digno”,
y yo cerraré el último bar en El Carmen,
una canción, Flor o Malena, me dice que esperaste demasiado
cuando yo, huérfano a los 11 años y con la camiseta sucia de tomate frito,
dejé de jugar con muñecos para emprender con una bicicleta
un camino que no tiene retorno;
alguien me dijo que cuando preguntaste por mí,
Cupido se quitó la venda y sollozó lágrimas de carbón negro
como cada hebra de tu hermoso y eterno, eterno,  pelo.

Amor, y así me despido
(las emociones con piedad nos dejan ver mejor el pasado)
ya me volverás a encontrar en el asiento de un cercanías antes de morir
o relatarás a los pequeños
que tantos hombres como yo
reencarnaban el alma en el sepelio de las novias blancas y radiantes,
eso es la vida, 
que nunca despierta.

Amor, Szymborska me inspiró,
tú, me enamoras…
ya sabes que el camino es tu pecho, son las colinas del anochecer,
recuerdos de la belleza más arrebatadora
a primera vista…


y para la vida toda.


Amor (perdone por la osadía de revelarme con la espalda, tras esta desnudez)


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