viernes, 10 de abril de 2015

Mi buena estrella


A mi madre que me acostaba contándome el amparo del ángel de la guarda,
el cuál es ella hoy, y tomaré yo también el relevo, como tú…



Para explicarles a los que creen que olvido
que en este aullido de sollozos
y pilares mudos
no desfallezco al trepar
tantas noches del sueño
si en lo alto, mi Buena Estrella,
está ahora redoblando mi voz.

Buena Estrella,
con la que insisto dar miedo al miedo,
…tanta soledad (…)             
y cuánta flaqueza usurpando la mente
sin querer entender
que el problema de rescatar
la Belleza en las ruinas,
es que me podría convertir
en poema de estatua hecha piélagos de sal.

-Buena Estrella;
¿podrías seguir abrigándome
entre hienas y cristales rotos?-digo yo.

-No preguntes, y aprovecha- contestas-
vuela en la luz ciega,
en el amor que nos faltó,
derramado por los bordes
de nuestras manos.

Entonces,
¿por qué crees no sentir
el arrullo lascivo de tormentas dulces?
en la Emoción de brazos expandidos;

infinitud.

Los guardianes custodios
reservan una estrella entre las colchas de nubes sin luna.
Buena Estrella,
Ángel de la guarda,
como cantabas al dormirme.
Cuando otros ya empiezan a temblar de soledad y vacío,
de sentir Nada,
sigue enseñándome que en la luz apagada
se aprende a ver,
que en la lumbre de los imposibles
la obligación es vivir,
escombro de pesares,

almohada yerma de nuestro merecer.


Ella


Ella descose el hilo de miradas que tuvieron cobijo bajo las pupilas. Ella tararea una canción que nadie oye porque ella es huérfana y nadie podrá nunca encender al dragón insurrecto de su voz de pluma lunar.
Ella es un desgarro en el aire, una posada de hombres que se olvidaron de la esencia de la palabra, por ejemplo el principito de estos versos ya murió cuando creciste…

Ella es debilidad de rocoso abismo lleno. Ella, amigo, era tan hermosa que en aquel lugar, aquel tiempo, al mirarla a los ojos pude ver su alma; más bien diré alma de rosal colgante en la Alhambra en verano, de agua fresca subterránea en el Sahara, de oro escondido en una de la carabelas de Colón, de asilo de adormecidos ancianos después de ver a la diosa de la juventud besar la muerte.
Ella tacha el nombre del último amor como quien marca los siete pecados capitales.
Y le llama justo ahora la amiga aquella que la olvidó para jugar a los juegos que no hubiera querido empezar.
Ella entona un Mi, y se derrumba el mundo, mientras su voz ruge.

No diré las palabras prohibidas aunque sea prohibida.

Ella es magia que envuelve la tristeza de un hielo en cada trago, ella cuando llora es como las damas en el claroscuro de cualquier habitación y cuando ríe no hay mayor claridad en la noche.


Mis días imposibles


Hay días de ceniza en el pecho,
de posos de café en la taza,
de lunes resfriados,
y tú, sin llamar.

Hay días de países que abren fuego,
de jóvenes que se exilian en busca de aire,
y si hubiera más aire
en cada suspiro mío…
la tempestad hubiese hecho un sendero
para los dos.

Hay días para extrañar la nostalgia de los poetas,
de rosas ennegrecidas en los nacimientos,
de calles que arden,
y en tu puerta las llaves
se oxidaron,
pero fue por amor.

Hay días de estrellas
que nos maldicieron,
de tus versos en mi corazón,
hay días de soledad
y tú, con el mismo nombre
aunque todo cambie.

Hay días de lluvia y fuego,
de palabras que no significan nada sin ti…

mi imposible

en tantos días.


El bar de la sed de tu cuerpo


En un bar, donde inventé la luz de amor,
que los amantes se prometen antes de olvidarla,
me verás allí, cariño,
escribiéndote a ti por no haber sido y ser tan tarde
por haber consumido juntos cigarros sin más que tú como llama.

Los poetas han muerto, porque no saben qué cantar,
y tus ojos cambian y tu boca con sabor a aire
clavan la verdad de esta promesa de no ser,
de esta verdad tan sostenida,
de amantes que dan nuestros nombres en la recepción de los hoteles perdidos.

Allí, mueren nuestros restos, para empezar otro amor,
porque nosotros hemos sido para entender a las parejas futuras
para saber la herida y el fracaso,
el amor no muere y sin embargo.

… no lo entiendo…
cómo arrastrar cada cabello de nube
galopante de tu pelo.
Los hoteles cierran temprano
y la noche cerrada abre el bar
que es mi cobijo con la sed de tu cuerpo.


El último recuerdo


Viene otro recuerdo para dormir esta noche conmigo,
y creo que tengo más memoria que vida.

Poesía dame nube de suspiros entre tantos, que pueda dejar de contaminarme
sus miradas, las que violaron la eterna promesa de los amantes.

Y solo estoy, solo seré,
nadie entiende como puedes curar tú misma la herida que provocaste.

Tu recuerdo en esta noche cerrada de finales de agosto,
me dice que soy eterno en ilusiones, pero no he vivido.

Maldigo las camareras, la belleza que siempre presumes cabizbaja,
acércate aquí, es fácil el encuentro con todo lo poco que tengo.

Y el sueño no llega, solo llaga la vida como el crujido
de mil alacranes, del color de tus ojos.

Viene otro recuerdo, y otro más, y otro,
sí, seré poeta viudo, antes de conocerte, sí, eres pan para otro.

Soy la calle donde vives con él, música de comparsa,
el eterno guapo sin fea.

Para acabar, dudo que Neruda descubra como le puedo hablar al amor,
lo seguro que nunca podría haber imaginado él el alma cubierta de tu cuerpo.

El último recuerdo, ahora que son las dos de la madrugada
me habla de tu pecho como nido de mariposas encorsetadas.

Me habla de tu mirada torpe allí donde, dormida, Dios recela secretos,
el último recuerdo es tú con otro hombre y sospechando mis estrofas.

Porque mi nostalgia es lanza por haberme olvidado,
por llevar el desgarro de mi creación, de mi ideal en tu sombra negra.


El último recuerdo.


El mundo grita


El mundo se va muriendo
y me pide un beso tuyo antes.

La gente ambiciona la lucha de lo correcto
pero yo sueño con cerrar tus ojos.

Porque cuando dices; “los pobres, los ricos”,
el dinero te ha ganado la partida,
y la gente es marea
que te arrastra a los miedos
de su otra orilla.

El mundo grita
y tu voz es el silencio,
con esto no quiero decir que levantes la palabra
de su manto
sin poder ser antes paloma que aprende
a alzar el vuelo.

Por eso amor,
sal a bailar y que el sentimiento
sea lucha;
ten un cuchillo en una mano
y en la otra una rosa,
no me ofrezcas nunca directamente tu corazón,
dame el sueño por el cual la vida es bella,
por el cual juntos luchamos
desde la sombra.

No hay más enemigos que tú,
en el tórrido verano del 97
no hay más salida, amor,
no busques en el empresario
ni en el terrorista;

no hay brazos
cargando láminas de cristal
cuando tus labios rozan
la ceniza y el pus en la mejilla amada.

No hay más profundidad
que tus ojos carbón helado,
como reflejo de una enredadera dentro,
muy dentro
del hueco donde deshabito.

Tú coqueta y yo rio,
que quieres recoger las miradas
latiendo más allá,
presumes dulce entre los bastardos hombres
y su infidelidad que anuncian
los periódicos.


Perder


Si encuentro la felicidad
en las horas punzantes
que se te extraviaron
detrás mía,
sabrás que las agujas de un reloj
fueron solo astillas en nuestras bocas,
porque el fugaz momento
siempre será
perder.

Perder,
así de fácil.
Ahora que traiciono a tantos amigos,
ahora;
que ni yo mismo me basto
para cubrir la distancia del infierno
que se asoma entre tumultos
y espejismos,
coraje que resiente el destino.

Si encuentro el perdido sueño
en el momento en el que tú te acercas
y yo me voy.
Si en la cuna duerme mi sueño
mientras que yo muero cada atardecer,
no dudes que estaré contigo
cuando me marche
y cada poema sea una receta
que quede reposando
siempre
en tus cosas pendientes.

Perder,
cómo podría asumir tanta derrota,
la de la vida, la del amor,
todos quisieran amarrar el tiempo
tal vez puede que sea el mejor analgésico
pero en el fondo
nada,
perder,
y aun dicen que actuar no es digno
en este cielo
jamás compartido.

¿ y si encuentro la felicidad
en la manera y no el fin
de la mentira más sincera?

Perder.

Mariposa clandestina


A menudo pienso que tengo una mariposa clandestina en mi cabeza, algo así como lunares de sal en un mar dulce, como las anginas de la voz del viento.

Tú no te fías, porque son tantos los puñales recibidos como mordisquitos adolescentes debajo de la oreja, y tus latidos ya no expulsan sangre sino ya, más bien vendavales de polvo gris donde se ve detrás a la niña inocente en el asesinato perfecto.

Hay momentos en los que la luna es tan verde como los ojos que duermen cuando no puedo dormir, recostados junto a clandestinas mariposas de la mente que gimen en jaulas de libertad como penitencia por haber creído que todo se puede.

La lluvia baña el cuerpo del delito, al final la marea lo borrará todo, pero antes hay que recorrer urgentemente tantos caminos ya andados que aunque otros hicieron para nada, debemos creer que en nosotros la historia es distinta…

Si solo tomas el cuerpo guardaré mis botas, tal vez me ayuden a saltar hasta la nube que nos prometió la infancia y nunca tuvimos entre los labios.
Labios embadurnados de moras negras y arbustos con pinchos, tú te quitaba la ropa de flores junto a una bicicleta, y a partir de entonces, hacemos todos los días el amor con ese recuerdo.

A menudo pienso que tengo una mariposa clandestina en mi cabeza, algo así como lunares de sal en un mar dulce, como las anginas de la voz del viento.


Dicen que lo malo de tener el corazón roto es que vas repartiendo los pedazos.


¿Por qué me siento tan diferente?


¿Por qué me siento tan diferente?

Con el alma abatida
a silencios
y disparos en mi sonrisa
fingida,

tiempo que pasa, 
soledad que se queda,
y entre la locura y la razón
queda solo una canción
que dice algo así:
Lo que en otras me alejaba
en ti era como un imán.

Y la gente busca el paraíso
sin saber que mientras camina
les inunda el Edén.

¿Por qué me siento tan diferente?
cosida no aguanta mi vida
el dolor eterno,
nací en la inmensidad del vacío
y volveré a él,
si después de todo, 
nada soy

y no te tengo.

¿Por qué me siento tan diferente?

Apariencia


No puedo más que parecer alegre cuando en el fondo lloro.

Seductor cuando en verdad soy solitario.

Absurdo cuando realmente se inunda la más difícil pregunta en mis ojos.

Simple cuando mi vida está llena de poesía.

Aparento ser triunfador, mientras el fracaso mató mi nacimiento.

Duro pero la sensibilidad pudre mis venas.

Que algo escondo aunque lo sincero es escudo y puñal de mi alma.

Intento aparentar que no te amo; por eso huyo hasta de mí...
huyo, peregrino, lejos de la vida que siempre

habría soñado con alguien como tú.