lunes, 10 de septiembre de 2012

Chico triste


Inadaptado en cualquier sitio,
los vecinos hacen ruido,
y yo, chico triste,
persigo la más bella nube,
o duermo a las 7 de la tarde
con tanto deseo, con tanta tristeza.

¿Nunca te ha pasado
que la fiesta más feliz es la más triste fiesta?
que ella duerme con otro sueño,
y la juventud era una maldita promesa,
si entre todas las mujeres,
no hay ninguna tan digna para estas manos
de chico triste.

Imfestado de vida,
me cuesta reprimir mis ganas de matar
y ahora me corto con tu falsa sonrisa,
porque quiero verte diferente
y la verdad me hace daño.

¿Nunca te ha pasado que sientes tan hondo
que nadie puede seguir tu ritmo,
que desearías ser como un pájaro
negro, feo y peregrino,
para volar tan lejos que el sol sería la meta,
y morir a donde nadie más que a ti,
tu muerte te duela?

Ese chico triste soy yo,
que nací en un barrio triste y fui triste
que vivo en una casa con sol y estoy triste,
porque más que buscar; nada encuentro,
y una risa de aquella chica triste
hubiera sido el alimento
del recuerdo que se retuerce
en los falsos abrazos que te doy
porque hoy puedo decir
que a todos necesito pero a nadie quiero.

¿Nunca marcaste una cruz en el mapa,
al Norte del país de la pena,
donde los padres no vuelvan de trabajar sin vida,
y las madres con manos con olor a lejía
lloran por los hijos traficantes
o por los que se fueron a la guerra?

Chico triste,
en el palacio de las miradas de mujeres bellas,
Tomás Edo Torres,
en la cárcel de los verdades que duelen,
pero no tengo el poder de quejarme aun,
porque hay gente que es triste
antes de ver las estrellas.