viernes, 3 de agosto de 2012

Mi pequeño arenal del deseo.


En estas horas

en las que me dan tantas ganas de llorar,
y dejar de exhibir al mundo
el sueño que inspiré en versos,
me sé libre y con el vértigo de cada lágrima
como una flor de sal robada
en este, mi pequeño arenal del deseo.

En estas horas que nadie me entiende,
si acaso tú, mujer fantasma de mi pasado y porvenir,
acompañante hecha silencio de este ahora…
que es la nada,
déjame llorar con el arrepentimiento
de ser único entre tanta gente
cuando mi tristeza siempre será añorar a la que falta.