sábado, 25 de octubre de 2008

Te tuve en sueños


La lejanía es esa distancia que sabemos no podremos alcanzar. Ellos se conocían en sueños, quizás ya vivían antes de haber nacido, él para ella, ella para él, la cuestión es que se amaban, a pesar, de la distancia.

No se habían encontrado en persona pero sabían que estaban cerca el uno del otro, en sus trabajos, él de obrero, ella de cajera, guardaban la esperanza que les decía, “nunca estaréis solos”.

Hubo una vez que se encontraron, en la fiesta mayor del pueblo de él, cruzaron sus miradas y parecía que indiferentes se perdían de vista pero un escalofrío en la espalda de ella le decía que algo había pasado; la estela de la luz del amor.

Puede que todo esté escrito o puede que no. Puede que otra vez se encuentren en sueños nuestros amantes, puede que en otra vida ella amanse los cabellos de él, y éste bese la oreja de su querida rescatada y entre brumas y nubes de infinitud se congele la verdad porque no existe el tiempo si el tiempo lo guarda un segundo de amor que equivale a una existencia.

En días como este, aburridos, donde los años son la única verdad que pasa, aún imagino la felicidad de nuestros personajes y que el cuento termina bien. Puede que solo nos quede la poesía por escribir donde los errores no nos hayan enseñado a perdonar y mañana es un siempre que algún día podremos no sucumbir.

Ella murió; él murió, en el mismo día, en el mismo lugar volvieron a encontrarse en el sueño que no acaba jamás.


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