domingo, 28 de septiembre de 2008

En mi barrio hay quien dice que el pescao anda caro


En los suburbios que lindan con el subsuelo
de algún pueblo extraño,
una maraña de pisos fríos y altos emergen.

Allí está prohibido hablar de tristezas
aunque un fulano se pudra por dentro,
donde habita la misma soledad,
con distinto rostro,
y los áticos siguen dando la espalda,
a aquello cuanto quise...
...en mi barrio.

Donde los hombres,
se encargan de fumar,
cargar las botellas de butano y dormir,
y no aman, solo follan;
donde las mujeres,
se dedican a envidiarse, a chillar,
a discutir,
y no sueñan, solo lloran,
veo lágrimas secas en la tempestad
por el río que cruza mi barrio.

En el huraño lugar,
que hizo de la amistad,
feudalismo para el más fuerte,
a la virginidad chantaje en el mercado
de la oferta de ella, de la demanda de él
y cupido es solo un actor invirtiendo su rol,
como un souvenir del daño...

En mi barrio hay cosas que a la gente
no les interesa,
la ansiedad juega al bingo
con el cariño que tuve,
las propinas se han dado siempre con la cabeza alta
y los bolsillos vacíos,
los vagabundos pleitean,
haciendo estraperlo con una jeringuilla de antivirus,
y la misma mierda, sigue igual,
porque en mi barrio
hay cosas tan suyas, tan nuestras,
que a nadie interesa.

Se infectó el tiempo en las heridas del olvido,
y la gente del barrio seguirá arrastrando rutinas
y caras largas,
con su escoba barrerán tu calle asfaltada
de imperfección, gordas, marujas,
o princesas que quisieron ser modelos;
de borrachines, suicidas y usureros,
hijos de un sueño perdido desde que idearon una huida,
y padres (como el mío) que a pesar de todo, en mi barrio,
no han dado la espalda a la vida.

En mi barrio se congeló la memoria juvenil,
detrás de aquella chica
por la cuál sin querer perdí la cabeza,
ella fue, mi vecina, la pelirroja del octavo,
que colgó el cartel de rebajas
a los catorce años,
fugándose un día con el portero reserva del Rayo,
harta de este aprendiz de Neruda
y de haber sospechado,
que estaba escribiendo para ella,
los versos más tristes del último verano.

En mi barrio,
99 de cada 100 niños,
no son felices, y tiran pierdas, ofendidos.
(según las últimas estadísticas)

En mi Barrio.
 

No hay comentarios: